
Existen tantas técnicas de gestión de cultivos en mínimo laboreo como explotaciones que las utilizan. Sin embargo, una de las constantes es la eliminación de la fase de laboreo, lo que significa que ya no hay que voltear el suelo ni mezclar las capas. Las técnicas de mínimo laboreo utilizan métodos alternativos de preparación del lecho de siembra, trabajando el suelo a distintas profundidades, intensidades y frecuencias. Herramientas adecuadas y etapas clave de las técnicas de mínimo laboreo.
Aperos de labranza adecuados para mínimo laboreo
En función del suelo, la compactación y el cultivo que se vaya a plantar, los agricultores pueden elegir entre una amplia gama de técnicas de laboreo como parte de un método de mínimo laboreo:
- Descompactación del suelo a profundidades de entre 20 y 40 cm para reestructurar el suelo. Un descompactador mulle el suelo sin romperlo ni alterar las capas.
- Pseudolaboreo a profundidades de entre 12 y 25 cm por las mismas razones anteriores.
- Strip-Till para trabajar únicamente la línea de siembra y preparar el lecho de siembra a una profundidad de entre 5 y 25 cm.
- Labranza superficial para preparar el lecho de siembra a una profundidad de entre 2 y 15 cm. Se pueden utilizar diferentes aperos: rastrojadores con dientes, discos, mixtos, gradas, etc.
Técnicas agronómicas asociadas al mínimo laboreo
Desherbar con métodos de mínimo laboreo
El desherbado mecánico (falsa siembra) es el método recomendado en mínimo laboreo. El objetivo es forzar la emergencia de las malas hierbas antes de matarlas mecánicamente o con un producto químico para reducir las semillas de malas hierbas en el suelo. A menudo se utiliza un herbicida sistémico, como el glifosato. Sin embargo, también pueden utilizarse herramientas mecánicas para destruir las malas hierbas. Otra forma de romper el ciclo de las malas hierbas asociadas a un cultivo comercial, en mínimo laboreo, es la rotación de cultivos. Los agricultores diversifican las especies en la rotación y ajustan la duración de esta para no beneficiar a ninguna mala hierba en particular.

Gestión de cubiertas vegetales
Las cubiertas vegetales aportan materia orgánica, además de fertilizar y mejorar la estructura del suelo. La elección de la cubierta vegetal depende de diferentes criterios agronómicos y organizativos. Las especies más utilizadas son: gramíneas, leguminosas (guisante, trébol, vicia), crucíferas (rábano, nabo, mostaza, etc.) o plantas hidrofiláceas (facelias). Es aconsejable mezclar 3 o 4 especies con al menos una leguminosa para evitar el hambre de nitrógeno. La siembra puede realizarse con una cosechadora, a voleo con una abonadora, con una sembradora de semillas pequeñas acoplada a un rastrojador, o con una sembradora de siembra directa o convencional. Las plantas se destruyen cuando llega la parte frontal, utilizando un rodillo, una herramienta mecánica o incluso una trituradora.

Siembra con mínimo laboreo
Los cultivos comerciales se siembran en los residuos del cultivo anterior o en un cultivo cubierta. En ambos casos, la línea de siembra debe despejarse para garantizar un buen contacto entre la semilla y el suelo. Es posible utilizar una trituradora seguida de un laboreo poco profundo para mejorar la descomposición de los residuos. El cultivo puede sembrarse directamente en los residuos siempre que la sembradora pueda despejarlos de la línea. Las sembradoras utilizadas para el cultivo mínimo van desde las herramientas convencionales hasta las herramientas de siembra directa, pasando por las sembradoras específicas para el mínimo laboreo. A menudo se recomienda realizar una fertilización localizada en el momento de la siembra para que el cultivo tenga un buen comienzo.