
Las técnicas de mÃnimo laboreo incluyen métodos que van desde el pseudolaboreo hasta la siembra directa y se utilizan principalmente con cultivos extensivos y perennes. Para aprovechar todas las ventajas del agrosistema, es esencial comprender sus limitaciones.
¿Técnicas de mÃnimo laboreo o laboreo convencional? Todo depende de tus objetivos
Aunque los métodos de mÃnimo laboreo son un paso hacia la agricultura de conservación, el laboreo convencional sigue siendo útil en muchas situaciones. Todo depende del suelo, del clima, de cómo esté organizada tu explotación y, por supuesto, de tus objetivos.
Las ventajas del mÃnimo laboreo para la estructura y la vida del suelo
La principal ventaja de las técnicas de mÃnimo laboreo frente al laboreo convencional es que no altera la estructura del suelo, ya que las herramientas de labranza no lo voltean por completo. Como resultado, la vida del suelo se preserva mejor, con una fauna (lombrices de tierra, por ejemplo) y una flora más rica. En la superficie, al menos, los restos vegetales y los residuos de cultivos, etc., constituirán una materia orgánica más abundante. La técnica de mÃnimo laboreo por excelencia, la siembra directa, mantiene la cobertura del suelo en la superficie para limitar la erosión y la disgregación, y favorecer la infiltración de agua. Otra ventaja es la reducción del dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, debido a que se almacena en el suelo y al menor número de pasadas del tractor.
Las técnicas de mÃnimo laboreo han demostrado su eficacia desde hace muchos años, con rendimientos comparables a los de las tierras aradas, además de un ahorro de tiempo y energÃa muy apreciado por los agricultores.
El mÃnimo laboreo se utiliza en el 35 % de la SAU en Francia (fuente: Agro-League)
El arado puede ser útil
Para los agricultores, las ventajas del mÃnimo laboreo no deben llevarles a dejar de lado el laboreo convencional, que puede seguir siendo útil. Ayuda a gestionar las dificultades que plantea el control de las malas hierbas, especialmente con las gramÃneas. En la agricultura ecológica, el laboreo convencional se utiliza mucho porque elimina la necesidad de herbicidas para controlar las malas hierbas. Está más adaptado a las condiciones húmedas que los métodos de mÃnimo laboreo: el laboreo convencional es capaz de trabajar terrenos húmedos, lo que no es el caso, por ejemplo, con un descompactador, que requiere un suelo fácil de desmenuzar. El laboreo convencional puede ser útil para reestructurar el suelo si está compactado; sin embargo, hay que tener cuidado porque a veces crea capas duras.
En cuanto a la fertilidad del suelo, donde a menudo se critica el laboreo convencional, hay que matizar los hechos, según Jean-François Vian, profesor e investigador del ISARA de Lyon (Francia), que señala que, más que la práctica en sÃ, son las condiciones las que pueden tener un impacto negativo. Según este investigador, arar en el momento adecuado en un suelo que se ha asentado a una profundidad máxima de 20 cm no perjudica la fertilidad del suelo. Según estudios cientÃficos, los suelos trabajados tienen más especies bacterianas, mientras que la reducción o eliminación del laboreo favorece el desarrollo de hongos.
A la hora de elaborar un programa de cultivo hay que tener en cuenta el calendario, el cultivo, el tipo de suelo y las condiciones meteorológicas.
Entonces ¿mÃnimo laboreo o laboreo convencional? La elección depende de muchos factores que pueden estar relacionados con ese año en concreto, pero también con el tipo de suelo y la organización de la explotación.
Por ejemplo, el laboreo convencional se utiliza muy a menudo (80%) en una región como Bretaña (Francia) para plantar los cultivos de primavera, seguido de una pasada con una grada rotativa antes de la siembra. Este proceso permite que el suelo se caliente para que los cultivos puedan implantarse rápidamente. Lo mismo ocurre en regiones con suelos arcillosos, como Lorena, donde el laboreo invernal expone el suelo a las heladas antes de volver a trabajarlo en primavera para preparar el lecho de siembra. En cambio, los métodos sin arado han hecho grandes progresos en regiones como la Gran Llanura del Danubio, donde los suelos son muy ligeros.
Desde el punto de vista agronómico, hay que tener en cuenta la organización de la explotación, el equipo disponible y la rotación de cultivos, asà como los tipos de suelo y las prácticas de los agricultores. Todos estos factores hacen que el laboreo convencional y el mÃnimo laboreo sean a menudo complementarios.

Descubre cuáles son los métodos sin arado
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Las técnicas de cultivo sin arado (mÃnimo laboreo) son métodos agrÃcolas que consisten en cultivar la tierra sin utilizar un arado u otras herramientas que remuevan el suelo.
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Por término medio, el cultivo superficial implica trabajar a una profundidad de entre 2 y 15 cm, mientras que el laboreo profundo puede llegar a profundidades de entre 30 y 35 cm. Nota: la profundidad de trabajo depende de la máquina que se utilice.
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Existen varias formas de mejorar la actividad biológica del suelo, entre ellas:
- Utilizar técnicas de cultivo que favorezcan la vida microbiana, como las cubiertas vegetales, la rotación de cultivos y el no arado.
- Añadir materia orgánica al suelo en forma de compost, estiércol o residuos de cultivos.
- Evitar el uso excesivo de fertilizantes y herbicidas quÃmicos, que pueden tener un impacto negativo en la vida microbiana del suelo.
- Mantener una cubierta vegetal permanente o una rotación de cultivos adecuada.
- Evitar la compactación del suelo reduciendo el número de pasadas con la maquinaria agrÃcola. Estas prácticas potencian la vida microbiana del suelo, que desempeña un papel esencial en la producción de cultivos fértiles y sanos.
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Los cultivos intercalados son cultivos cubierta intermedios que se plantan entre dos cultivos principales para proteger el suelo, aumentar la fertilidad y promover la vida microbiana. Pueden reducir la lixiviación de nitratos al absorber el nitrógeno residual del suelo una vez cosechado el cultivo principal.
Tanto los cultivos intercalados como el mÃnimo laboreo son métodos que reducen al mÃnimo la gestión de los cultivos. El coste limitado de los cultivos intercalados permite reducir los costes de implantación.
Un cultivador polivalente con dientes vibradores es un método de mÃnimo laboreo ideal para preparar el lecho de siembra, con una segunda pasada con un cultivador de rastrojos. Esto resulta especialmente útil para controlar las malas hierbas en los cultivos intercalados.
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Hay que tener en cuenta las malas hierbas y las plagas y tratarlas en consecuencia. Hay que evitar que las malas hierbas vuelvan a crecer. Si no se entierran los residuos de la cosecha, deben triturarse finamente para reducir los problemas de enfermedades y plagas.
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Un rastrojador consume menos combustible que un arado y preserva el contenido de materia orgánica en la capa superficial del suelo. Además, se reduce la compactación del suelo y se altera poco su biodiversidad.
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