
Todo lo que necesitas saber sobre cultivos de cobertura y prácticas de cultivos intercalados utilizando cultivos de cobertura, cultivos intermedios fijadores de nitratos y cultivos intermedios.
¿Cómo contribuyen los cultivos de cobertura a la salud del suelo?
Los cultivos de cobertura son muy beneficiosos para la salud del suelo. Absorben y fijan los nutrientes en el suelo, lo que ayuda a reducir la lixiviación, antes de liberarlos en primavera. Además, los cultivos de cobertura en descomposición reducen las malas hierbas y la necesidad de tratamientos químicos. Por último, los cultivos de cobertura también limitan los riesgos relacionados con las condiciones climáticas adversas:
- mejorando la estructura del suelo
- limitando la erosión superficial
- mejorando la aireación y la circulación del agua para permitir que los cultivos siguientes se desarrollen mejor
¿Cuáles son los inconvenientes de los cultivos de cobertura?
Los cultivos de cobertura pueden tener ciertos inconvenientes, como el coste de plantación y destrucción, así como la competencia con los cultivos principales por los recursos de agua y nutrientes. Sin embargo, estos inconvenientes pueden verse compensados por los numerosos beneficios para la salud del suelo y la menor necesidad de insumos químicos. Para maximizar los beneficios, es importante elegir las especies y variedades de cultivos de cobertura adecuadas a las necesidades agronómicas de la explotación y tener en cuenta el tipo de suelo y el clima a la hora de decidir los métodos de plantación.
¿Cuáles son los efectos positivos de los cultivos de cobertura?
Los cultivos de cobertura tienen 17 funciones positivas que pueden dividirse en cuatro categorías: protección del suelo, regulación del agua, biodiversidad y producción de biomasa. La cubierta vegetal puede ayudar a limitar la erosión, mejorar la estructura y la fertilidad del suelo, reducir la lixiviación de nutrientes y pesticidas, favorecer el desarrollo de fauna y flora beneficiosas y producir biomasa para la alimentación animal o la producción de energía.

Las 17 funciones beneficiosas de los cultivos de cobertura son:
- Proteger contra la erosión
- Mejorar la estructura del suelo
- Aumentar la materia orgánica del suelo
- Reducir la lixiviación de nutrientes y pesticidas
- Secuestro de nutrientes
- Producción de biomasa (forraje) para la alimentación animal o la producción de energía
- Control de las malas hierbas
- Reducción de la compactación del suelo
- Hacer el suelo más poroso
- Regular la cantidad de agua en el suelo y reducir los riesgos de inundación y sequía
- Potenciar la biodiversidad y desarrollar la flora y fauna beneficiosas para la agricultura
- Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero almacenando carbono en el suelo
- Mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación residual y optimizando la infiltración del suelo.
- Protección contra enfermedades y plagas.
- Reducir los costes relacionados con los insumos químicos.
- Mejorar el rendimiento del siguiente cultivo.
- Contribuir a una agricultura sostenible respetando el medio ambiente.
¿Cómo cultivar cubiertas vegetales con éxito?
Para garantizar el éxito de los cultivos de cobertura, primero hay que elegir las plantas más adecuadas para la explotación. Es importante pensar en las necesidades agronómicas más importantes para el tipo de suelo y clima. Puede ser necesario establecer prioridades. Las tres familias más utilizadas son las crucíferas (o brásicas), las gramíneas (sorgo, centeno, moha, ryegrass, etc.) y las leguminosas (trébol, alfalfa, guisante forrajero y haba forrajera). El éxito del cultivo de cobertura no solo depende de la especie, sino también del sistema de cultivo. Por ello, se recomiendan estos 5 consejos:
- Conocer el tipo de suelo y el clima
- Definir los objetivos del cultivo de cobertura (efectos deseados)
- Escoger especies y variedades complementarias
- Usar mezclas para facilitar la gestión de la parcela
- Cuidar y revisar periódicamente el cultivo de cobertura

Cultivos intercalados con cubierta vegetal
Los cultivos de cobertura se utilizan a menudo como parte de un sistema de «cultivos intercalados». El cultivo intercalado consiste en sembrar plantas entre dos cultivos principales, generalmente durante el invierno o el verano. Los cultivos de cobertura se siembran después de cosechar el cultivo principal y antes de sembrar el siguiente. Cubren el suelo durante el periodo de cultivo intercalado, evitando la erosión y la pérdida de nutrientes y limitando las malas hierbas.
Además, los cultivos de cobertura contribuyen a mejorar la estructura y la fertilidad del suelo añadiendo materia orgánica y potenciando la actividad biológica. Los cultivos de cobertura también pueden utilizarse para fijar los nitratos en el suelo y limitar su lixiviación.
¿Qué técnicas son las más eficaces para plantar cultivos de cobertura?
Las técnicas más eficaces para la siembra de cultivos de cobertura dependerán de la explotación. Para la siembra intercalada, se recomienda una sembradora de discos o dientes para una siembra rápida y uniforme. Para la siembra intercalada en un cultivo existente, es aconsejable sembrar temprano para aprovechar la humedad del suelo, y plantar especies que tarden mucho en desarrollarse. También es posible enterrar ligeramente las semillas. Los herbicidas no son necesarios para controlar las malas hierbas y el rebrote tras la cosecha. Por último, es importante tener en cuenta que el equipo necesario para la siembra suele estar ya disponible en la explotación.
Laboreo y técnicas de siembra adecuadas
Sembrar al mismo tiempo que el cultivo principal
Sembrar al mismo tiempo que el cultivo principal puede tener ventajas, como que el suelo esté húmedo y el lecho de siembra preparado. Esto permite que el cultivo de cobertura se desarrolle y arraigue antes de que aparezcan las malas hierbas. Sin embargo, también puede tener desventajas, como la competencia entre el cultivo de cobertura y el cultivo principal, que puede dificultar el desarrollo de ambos.
Sobresiembra en un cultivo establecido
Sobresembrar en un cultivo establecido presenta una serie de ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas cabe citar la siembra temprana para aprovechar la humedad del suelo, la siembra de especies que tardan mucho tiempo en establecerse y la limitación del desarrollo de malas hierbas y del rebrote tras la cosecha. Además, el equipo necesario para la sobresiembra suele existir ya en la explotación.
En cuanto a los inconvenientes de la sobresiembra, puede resultar difícil adaptar la fecha de siembra y la especie, que no debe completar demasiado el cultivo ni interferir con la cosecha. Una plántula sembrada demasiado tarde en el cultivo puede carecer de luz y no desarrollarse. Además, dependiendo de la especie, podría haber un problema de compatibilidad de anchura de trabajo con las rodadas del pulverizador.
Algunos ejemplos son los cultivos forrajeros o de semillas en los cereales de primavera, o los cultivos de cobertura de leguminosas (lenteja negra, veza común, tréboles de Alejandría, encarnado y Balansa) en el maíz forrajero en la fase de 3-4 hojas.
Siembra en mantillo durante la cosecha o justo antes
Sembrar en el mantillo durante la cosecha o justo antes significa sembrar el cultivo de cobertura lo antes posible para aprovechar la humedad del mantillo que se produce al triturar y esparcir los residuos durante la cosecha. Sin embargo, se trata de una técnica difícil de poner en práctica, ya que requiere equipos específicos, como un sistema montado en la cosechadora. Además, puede haber problemas de compatibilidad de anchura de trabajo con las rodadas de los pulverizadores. Esta técnica es posible sobre todo con semillas pequeñas y dosis de aplicación bajas.
Siembra después de la cosecha (parcela labrada o no)
La siembra después de la cosecha, con o sin laboreo, presenta ventajas e inconvenientes. Por un lado, no requiere ningún equipo especial, y la pérdida de agua por evaporación se reduce si se utiliza un método de siembra directa. Además, al utilizar sembradoras que tienen tolvas con compartimentos y sistemas de distribución separados, es fácil mezclar las especies.
Por otro lado, el periodo de siembra suele coincidir con suelos más secos, lo que puede dificultar la colocación de las semillas porque puede haber gran cantidad de residuos. Además, si el suelo ha sido labrado, es posible que ya haya rebrote. Los cultivos de cobertura mixtos pueden utilizarse para la siembra después de la cosecha.
Elección de la especie de cultivo de cobertura
Las especies deben elegirse en función de las necesidades agronómicas más importantes para el tipo de suelo y clima, por lo que es esencial conocerlas y definir los objetivos del cultivo de cobertura (efectos deseados). Puede ser necesario establecer prioridades. La elección de las especies debe tener en cuenta el sistema de cultivo. También se recomienda utilizar especies y variedades complementarias, así como mezclas que faciliten la gestión de la parcela. Siguiendo estos consejos, se podrán elegir correctamente los cultivos de cobertura.

¿Cultivos de cobertura o cultivos intermedios fijadores de nitratos?
El término «cultivo intermedio fijador de nitratos» se acuñó en la década de 2000 a raíz de la Directiva europea sobre nitratos de 1991. El objetivo de esta directiva era reducir la contaminación del agua causada por los nitratos procedentes de la agricultura, especialmente atrapando los nitratos en el suelo. Los cultivos intermedios fijadores de nitratos son cultivos de cobertura elegidos específicamente por su capacidad fijadora de nitratos, que reduce la lixiviación a las aguas subterráneas y superficiales. El centeno y la veza vellosa son ejemplos de cultivos intermedios fijadores de nitratos utilizados habitualmente.
CIVE, Cultivos de Cobertura Productores de Biocarburantes
CIVE viene del francés «Culture Intermédiaire à Vocation Energétique» (Cultivos de cobertura productores de biocombustible). Se trata de un cultivo intermedio que se planta y cosecha entre dos cultivos principales en una rotación de cultivos. A diferencia de los cultivos intermedios fijadores de nitratos, que se utilizan principalmente para fijar nitratos en el suelo, los CIVE se cultivan por su potencial energético. Como tales, pueden utilizarse en una unidad de metanización agrícola para producir biogás, contribuyendo así a la diversificación de las fuentes de energía renovables y reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.
Abonos verdes
El abono verde es un cultivo intermedio cuya finalidad es aportar nitrógeno al cultivo siguiente, así como mejorar la estructura del suelo. Los cultivos de cobertura utilizados como abonos verdes suelen ser leguminosas, que pueden atrapar el nitrógeno atmosférico y devolverlo al suelo. Los abonos verdes contribuyen a mejorar la fertilidad del suelo y reducen la necesidad de fertilizantes químicos.
Otras especies como las crucíferas (mostaza blanca, rábano forrajero, colza forrajera, etc.) pueden fijar el nitrógeno mineral en el suelo, limitando la lixiviación del nitrógeno. Esto reduce la relación C/N, lo que a su vez conduce a una mineralización más rápida de los residuos, de modo que el nitrógeno está disponible rápidamente para el siguiente cultivo.
Fijación del nitrógeno atmosférico
Las leguminosas son conocidas por su capacidad para fijar eficazmente el nitrógeno atmosférico. Esta fijación simbiótica del nitrógeno es un proceso biológico que se produce gracias a las bacterias específicas de las raíces de las leguminosas. La capacidad de las leguminosas para fijar el nitrógeno atmosférico puede utilizarse para mejorar la fertilidad del suelo y reducir la necesidad de fertilizantes nitrogenados.

¿Y la destrucción de los cultivos de cobertura?
Los cultivos de cobertura pueden destruirse de diferentes maneras, como triturándolos, enterrándolos o utilizando herbicidas. Es importante elegir un método acorde con los objetivos agronómicos y medioambientales de la explotación. Por ejemplo, si se quiere evitar el uso de herbicidas, se puede optar por la destrucción mecánica o natural (por heladas). Además, para evitar la competencia con el cultivo principal y limitar la lixiviación de nutrientes, es necesario destruir la cubierta vegetal en el momento adecuado. Por último, el coste de la destrucción y el impacto medioambiental también deben tenerse en cuenta a la hora de elegir el método más adaptado a su explotación.
